Llevaba un día mas o menos agradable, satisfactorio... y zas! La realidad se volcó sobre mi en un solo instante a través de un árbol de Navidad.
Suelo olvidar con mucha facilidad en que día me encuentro, simplemente pasan las semanas y poco importa la fecha exacta, pero hoy, bueno... mas bien hace un par de horas, me choque como los insectos contra un parabrisas.
Ya conté el año pasado los malos recuerdos que transporta Diciembre y como siempre, poco he cambiado. Ha sido todo un año lleno de experiencias nuevas para términar igual, en el mismo punto. Me siento ahora mismo totalmente estancada, realmente ha pasado un año entero? Nada se diferencia hoy de su predecesor en mis recuerdos.
Como he dicho, el resorte ha saltado con un árbol de Navidad. Mi parte mas infantil, la que se sigue sentando de bajo del árbol de navidad para abrir sus regalos, desearía poder disfrutar y esperar con ilusión las fiestas, pero no es así. Mi parte mas yo no soporta la Navidad. Contemplar año tras año como la mesa de comedor va teniendo cada vez mas huecos vacíos cuando antes siempre faltaban sillas, como el numero de días con celebración decrece hasta el mínimo exigido o como una sola noche en casa puede hacerte sentir mas solo que cualquier otro fin de semana en el resto del año, solo por ser ese día y decidir no salir, definitivamente no son cosas agradables. Y aun así las seguimos repitiendo esperando que sean mejores o simplemente dejando pasar los días siguiendo la corriente a cuantos nos rodean para esperar ver el final. Unas costumbres arraigadas y casi obligadas para cualquiera.
En este mundo no hay quien cambie nada, nos dan falsa felicidad para que simplemente olvidemos, gastemos mas de lo que tenemos y mientras les dejemos hacer y deshacer a su antojo. Tengo perdido cualquier vestigio de fe en los habitantes de este planeta y por consiguiente, en sus historias y celebraciones inventadas.